Tren en las Cataratas de Iguazú

Me gusta viajar por tierra

El viaje más largo en bus que hice en mi vida fue hace muchos años desde Recife a Foz de Iguazú, o lo que es lo mismo: tres días y medio desde el nordeste de Brasil hasta la frontera con Argentina. El viaje fue muy largo, pero he tenido la posibilidad de ver el país de una punta a la otra y me permitió reforzar mi idea de que viajar por tierra es una aventura que cambia toda la imagen que tenemos de los sitios que visitamos.

Tren en las Cataratas de Iguazú

Cuando estuve en India me metí en un tren que me llevó por el norte mezclado con los locales y por el sur, desde la rica Bombai a la selvática Goa. En el trayecto de Nueva Delhi a Agra me encontré con personas durmiendo en los pasillos, detenciones en medio de caseríos donde unos monos nos miraban atentos y donde podía subir y bajar quien quiera; las experiencias estaban al alcance de la mano sin hacer ningún esfuerzo.

Los viajes en avión, por ejemplo, tienen su encanto, pero esa sensación de aislamiento y formalidad le quitan un poco su carácter tan especial. Aunque gracias a los aviones he podido ver Afganistán desde arriba y el Himalaya en el atardecer, recorrer los países por tierra, ya sea en bus o en tren, nos permite relacionarnos directamente con las personas, ver lo que hay junto a las carreteras, sentir el clima, los atardeceres, el aire y sobre todo experimentar el cambio paulatino entre una ciudad y otra viendo pasar en el medio casas, campos y grandes ciudades.

Todo tiene sus pros y contras. En avión vas mucho más rápido hacer un viaje y aquellos 3.700 kilómetros en Brasil se habrían terminado en 5 horas. Para mi uno de los inconvenientes de viajar en tren o en bus es tener que buscar mucho para saber cuánto tardará, cuáles son las empresas que hacen el recorrido o la distancia que hay. Existen algunos sitios que ayudan como distancefrom o goticket que te puede dar incluso un precio aproximado del viaje.

Sabiendo la distancia y el tiempo que tardaré, meterme en un bus o en un tren puede ser un placer. Siempre es algo diferente a un viaje en coche, pero con tanto encanto que dan ganas de ir a una estación, pedir el primer billete que se nos viene a la cabeza y salir disparados a nuestra próxima aventura.

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Casa en Islandia (imagen solo ilustrativa).

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El viaje que lo cambió todo, una experiencia personal

Colina muy verde vista desde abajo a los pies de 3 pequeños árboles.

Lo que aprendimos los viajeros

Se ve una fachada superior de una casa de piedras muy antigua y al fondo unas banderas del ayuntamiento y una sierra.

¿Y a dónde viajaremos cuando todo esto termine?

4 comentarios

  1. ¡Secundo la moción! :P
    A mí me encanta viajar por «el suelo». Cuando era pequeña fuimos a EuroDisney en bus (Valencia-París) y después de más mayor hacer un Interrail por Europa fue todo un descubrimiento.
    Y es que me encanta mirar por la ventanilla y dejar el tiempo pasar.

  2. Uy, yo soy todo lo contrario… Prefiero viajar en avión o tren rápido, me gusta llegar al destino cuanto antes. Me desesperarían las horas de camino jejeje
    ¡Besotes!

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