El mundo está lleno de mentiras, engaños y exagerados. Los viajes también.
¿Quién no se ha encontrado alguna vez con alguien que acaba de volver de viaje y cuenta como un absoluto indiscutible realidades que otros no conocen? La típica situación donde uno del grupo ha viajado un poco más y te dice cómo es un país u otro como si se tratara de blanco o negro. Esos comentarios y esos comentaristas abundan.
No sólo que el comentario en muchas ocasiones, suele carecer de la información suficiente, sino que la poca que tiene se presenta de manera deformada para agrandar la situación. Llega el amigo que todo lo sabe y suelta: “Yo estuve en Grecia y las playas con casitas blancas son paradisíacas” y todos quedan mirándolo creyendo que es cierto y que, poco más, fue el único que estuvo por allí, aunque el crucero, los restaurantes y la fila de bronceadas con gafas de sol son solo espejismo del desierto.
Como este hecho hay muchos y los primeros que me vienen a la cabeza son los siguientes:
1 Las casitas blancas del paraíso griego.
Las casitas blancas no son casitas, son hoteles, restaurantes o agencias de viajes porque en las islas griegas hay tantos turistas que los habitantes se han ido a vivir al interior, lejos de la muchedumbre y donde reina la paz. Serán blancas, pero no son casitas ni reina la calma.
2 Latinoamérica es un sitio barato.
Esto es casi un lema en muchos viajeros europeos que relacionan a un país no desarrollado con un país barato. Hace poco un periódico argentino hizo un estudio y concluyó que ir a un supermercado en Londres era más barato que hacerlo en Buenos Aires. Puede existir alguna diferencia de precio, pero lo que se dice, barato, barato, no es.
3 Los candados de enamorados permanecen allí toda la vida.
Desde hace un tiempo se puso de moda en París poner un candado en alguno de los puentes que atraviesan el río Sena para declarar el amor eterno a nuestra pareja con la promesa que el candado quedará allí por siempre. Mentira! El ayuntamiento de París está cansado de tener que desmontar esa parte del puente y llevarse todos los candados cada vez que se llena porque no es nada seguro tener tanto metal pesado allí.
4 En Inglaterra son todos refinados y el clima es horrendo.
Los borrachos más escandalosos los he encontrado siempre en Londres y en muchos casos en parques bajo un sol radiante. No sé qué les pasa a los británicos que pueden dejar de ser los más refinados si salen de copas o si simplemente están con sus amigos y eso sin contar si van con prisa a trabajar. En cuanto al clima feo basta con ir cualquier fin de semana de agosto a recorrer sus calles llenas de gente en las aceras disfrutando del sol.
5 Los argentinos son todos ególatras.
Quien se haya dado el gusto de recorrer un poco más Argentina y que haya dejado de lado los centro masificados de turistas se dará cuenta que los argentinos, principalmente los provincianos, son humildes, buenos y siempre dispuestos a ayudar, además de ser respetuosos y muy amigables.
Seguramente si sigo buscando en mi cabeza me encontraré con algunas historias más de este tipo. Y tu ¿qué estereotipo has escuchado más?