El Palacio Christianborg, residencia de invierno de los reyes de Dinamarca, no siempre se llamó así y antes de él se construyeron otros seis palacios que fueron consumidos por, incendios, derrumbes, abandonos, tomados por la iglesia romana y destruídos por guerras. La mala suerte se ensañó con el edificio real en Copenhague.
En el mismo lugar del actual edificio primero se construyó el Castillo de Absalon y durante 200 años se amplió, creció y renovó hasta que llegó la Liga Hanseática en el Siglo XIV y lo destruyó dejando nada más que escombros. Después de esta primera caída llegaron los obispos Roskilde y se hicieron con el sitio y construyeron su edificio allí hasta que apareció en 1417 el rey Erik de Pomerania y poco a poco fue siendo reconstruido para devolverle su esplendor propio de la realiza.
Según cuenta la historia, hicieron del sitio un palacio muy atractivo y fuerte al que se accedía por un puente levadizo y que imitaba a al Palacio Real Sueco el cual, para desgracia o presagio, había sucumbido a las llamas en el siglo XVII. En ese palacio, llamado Rosenborg, vivieron los monarcas hasta que a Federico IV se le ocurrió que 1720 era un año muy moderno para tener ese tipo de edificios y lo destruyó por completo para hacer algo más moderno; una mole de seís plantas. Pero esto no fue del agrado de quien vino después, el rey Christian VI quien en 1731 pidió que se vuelva a demoler lo construido allí y se alzara una edificación a su gusto.
Finalmente el Palacio Christianborg hace su primera aparición en 1733 y se termina en 1745. Parece que todo iba bien hasta que la mala suerte llegó, de nuevo, la noche del 26 de febrero de 1794 cuando un incendio no dejó nada en pie, noche en la cual la familia real consigue escapar de milagro y salvar algunas de las obras de arte que aun se conservan. Cuando quisieron reconstruir el edificio pero la guerra entre Dinamarca y Gran Bretaña en 1801 no lo permite y los reyes tienen que huir.
Y llega el segundo Palacio Christianborg. Durante las guerras napoleónicas Federico VI de Dinamarca se apropió del sitio (de las ruinas, en realidad) y edificó allí lo que se conoce como el segundo palacio Crhistianborg. De nuevo la mala suerte apareció y un segundo incendio convierte en cenizas el edificio dejando a salvo sólo la capilla real y los pabellones anexos.
Después de ese incendio, entre 1907 y 1928 se reconstruye el edificio en el tercer proyecto de palacio Christiamborg para el cual se utilizaron los planos del primer proyecto y entre tantas cenizas encontraron restos del Castillo Absalon, el primero de todos y el cual se puede visitar hoy.
Datos
Precio entrada: depende de las zonas (está incuida en la Copenhague Card)
Horario: martes a domingo, de 11 a 17.
Ubicación: 1, Prins Jørgens Gård
Transporte: metro Kongens Nytorv
Web: www.ses.dk
Impresionante lugar!! La verdad es que conociendo la historia de un sitio la visita es completamente diferente… Genial aporte!
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